Con la popularización de los periféricos gamer, cada vez es más común ver elementos que antes solo se encontraban en la «gama alta» de teclados y ratones. La línea que separa las gamas alta, media y baja cada vez es más delgada, y suele quedarse en la calidad de los materiales usados, el software de gestión o en algunas funcionalidades muy específicas, aunque ciertamente son cosas que se notan.

Sharkoon es una de estas marcas que ofrece periféricos a precios bajos, pero con ciertos toques interesantes. Esto los acercará ligeramente a aquellos que no quieran gastarse mucho dinero en sus periféricos, pero estén atraídos por la estética y las funcionalidades de la gama alta. Eso queda reflejado en el teclado que analizo: el Shark Zone K30.

Características

De todo lo que ofrece el Shark Zone K30, quizás esta sea la parte más interesante, ya que no destaca en este aspecto entre otros teclados del mercado más caros, y se trata de unas características bastante comunes de ver en otros teclados.

Se trata de un teclado de 485 mm de anchura, 208 mm de altura y 32 mm de grosor, en cuyas medidas se incluye el reposamuñecas integrado, y su peso es de 1.21 kg. El modelo probado cuenta con una configuración de teclas española con la disposición habitual de un teclado extendido —teclado numérico, teclas de dirección, etc., así como cinco teclas dedicadas a macros y tres más para elegir rápidamente diferentes perfiles configurables.

Se conecta mediante un cable USB de 1.6 m con el cabezal chapado en oro, algo corto para mi gusto y en mi caso he tenido que hacer algún malabar para conectarlo a la torre por su posición en la parte inferior del escritorio y un poco alejado.

Respecto al tipo de teclas, usan el sistema domo de goma y ofrecen una pulsación bastante silenciosa y que apenas requiere fuerza las cuales, según la marca, son capaces de aguantar más de 10 millones de pulsaciones sin fallar en su funcionamiento. El material de las teclas es agradable al tacto, ofrece algo de resistencia al deslizamiento, el aspecto mate le sienta muy bien, pero es de esas teclas que cogen la grasa de los dedos con mucha facilidad, lo que termina ensuciando el aspecto del teclado en muy poco tiempo.

También se puede regular la inclinación del teclado gracias a dos pestañas patas situadas en la parte inferior, las cuales ofrecen tres alturas diferentes para poder adaptarse a más situaciones. Además, en su máxima altura se pueden colocar en las pestañas una cubierta de goma para evitar deslizamientos indeseados. Por último, cuenta con una memoria interna de 128 KB para guardar las acciones de las teclas de macros y perfiles, una frecuencia de sondeo de 1000 Hz, soporte multitecla e iluminación blanca regulable en tres intensidades y efecto de pulsación.

Diseño y funcionalidades

El Shark Zone K30 tiene un diseño claramente enfocado y que sigue a rajatabla las directrices de la estética gamer. Líneas rectas y agresivas, iluminación aunque solo sea de color blanco, el contraste del negro con el amarillo de los detalles en los bordes y en la parte inferior y del cable, contraste que por otra parte me ha encantado. El reposamuñecas cubre acertadamente las zonas que más van a ocupar las manos.

En su lado izquierdo se sitúan en vertical, a lo largo de todo su lateral, cinco teclas que están dedicadas a activar las macros que se pueden configurar gracias a su software dedicado. Estas son un arma de doble filo ya que serán unas buenas aliadas en aquellos juegos que permitan su uso, pero su cercana localización a las teclas de uso común, quizás buscando una pulsación rápida, me ha llevado a verme pulsando Macro1+C, en vez de Ctrl+C para copiar un texto. Quizás este sea un detalle que deje de suceder con el tiempo, pero después de un par de semanas de uso aún me sigue pasando, y puede llegar a se algo desesperante.

Las teclas de macros no son las únicas teclas presentes, en su parte superior izquierda, sobre una aleta, se encuentran tres teclas rápidas para poder cambiar el perfil de configuraciones, los cuales de nuevo se pueden cambiar a través del software del teclado. Aunque es curioso que solo haya tres ya que se permiten hasta cinco perfiles y para acceder al cuarto y hay que usar la tecla F4 y la tecla de funciones especiales del teclado, y al quinto solamente desde el software de configuración, algo que encuentro algo extraño ya que creo que no les hubiera costado nada añadir ese par de teclas más en la misma zona, aunque quedaran algo más pequeñas.

Quizás eche de menos unas teclas multimedia dedicadas en la aleta superior derecha, donde se encuentra el nombre de la marca, y haya que recurrir a la pulsación de dos teclas (funciones especiales y el grupo de las teclas F), para poder subir el volumen o reproducir música y vídeos, lo que hace que a veces tengas dudas de si usar el teclado o el ratón para estas acciones.

Software

Sharkoon ha preparado un software para poder configurar ciertos aspectos del teclado, aunque adelanto que se trata de algo muy sencillo y que no ofrece mucha variedad, pero es de agradecer que se cuente con estos detalles.

Lo primero a destacar del software es la posibilidad de cambiar la función de casi cualquier tecla. Este es uno de esos detalles que creo que hacen sobresalir este teclado por encima de los de su gama. Desde su software se pueden crear macros de teclas para poder asignárselas sus teclas dedicadas, y a otras teclas de uso menos frecuente. También es interesante la configuración de perfiles, por lo que se permite hasta cinco perfiles rápidamente intercambiables. Además, se pueden guardar los perfiles en archivos y cargarlos a través de este software cuando se necesiten.

Por último, se permite cambiar la velocidad de sondeo del teclado, activar el bloqueo de la tecla de Windows, algo imprescindible en un teclado de este tipo, y variar la iluminación del teclado. Funcionalidades sin grandes pretensiones, pero que permiten a este teclado ofrecer ese algo más.

Conclusiones

No creo que sorprenda a nadie cuando digo que el Shark Zone K30 es un teclado que cumple justo con lo que se pide de un teclado para juegos económico y entrega un poquito más. Su precio de venta ronda los 30 € y eso debería ser suficiente orientación para que el comprador sepa en el rango de calidad en el que se mueve.

No esperéis un teclado ultrarresistente, extraordinariamente duradero a un uso intensivo, con mínimas velocidades de respuesta, grandes capacidades de personalización y funcionamiento milimétrico. Eso lo proporcionan teclados de 100 o más euros. Pero si todo eso te sobra y solamente quieres un teclado con una estética adecuada al mundillo jugón, con iluminación y que responda bien, los complementos que incluye el K30 le convierten en una opción interesante, ya que no todos los teclados gamer de gama baja cuentan con teclas de macros o perfiles. Esta es precisamente la gran baza que tiene el K30 y el que lo hace destacar.