El fabricante especializado en auriculares Turtle Beach cuenta en su catálogo con un interesante modelo de gama alta llamado Elite Pro. Este modelo cuenta con un diseño orientado a torneos, con aislamiento acústico y comodidad para que se puedan llevar sin problemas durante horas y horas de juego.

Adicionalmente se puede comprar por separado para estos auriculares un micrófono de torneo y una pequeña mesa de mezclas que completan notablemente el conjunto. Los Elite Pro son unos auriculares de calidad que tenían un precio durante su puesta a la venta de 200 euros.

Desempaquetado, confort y uso

Los auriculares Elite Pro circumaurales vienen precintados en una caja negra de color mate. Al abrirla se ve los cascos en una bandeja, y por si pudiera haber dudas, te invitan a que la levantes para acceder a los extras que lo acompañan. El cable de audio no se puede serparar e incluye los controles de música, y tiene una clavija de 3.5 mm que lo convierte en unos auriculares aptos para todo tipo de sistemas, y de hecho es compatible con Windows, PlayStation 4 y Xbox One.

Los auriculares incluyen unas gruesas almohadillas que los convierten en muy cómodos de usar, y están forrados de cuero. La diadema y el cuerpo están hechos de plástico, de mejor calidad que los usados en otros modelos de Turtle Beach que he podido analizar con anterioridad, pero sigue siendo un punto débil de los auriculares de la compañía, porque no les hace justicia.

Estos modelos son básicos, y en cada copa no va más que el logo de la compañía, sin ningún tipo de control adicional. La diadema lleva una espuma que los hace que reposen cómodamente, e incluyen un curioso sistema de ajuste numerado para que no haya olvidos sobre la posición que pueda gustar más al usuario. Está incluso pensado para usarse con gafas —algo habitual en los que nos pasamos mucho tiempo delante del PC—, y es de los pocos auriculares que no me han molestado al usarlos.

El micrófono se puede quitar, ya que la compañía vende uno mejorado por separado. El que viene de serie es más básico y quizás no con toda la calidad deseable, pero cumple bien con su función de que nos escuchen sin demasiados problemas. El micrófono se puede apartar cuando no se le necesite, y retorcer para ubircarlo en la mejor posición para su uso. En el cable se incluye un interruptor para desactivarlo, así como la ruedecilla de volumen.

Los auriculares tienen una respuesta en frecuencia entre los 12 y 22 000 kHz, y los altavoces son de 50 mm. La calidad del sonido es estupenda, como ocurre en los auriculares de Turtle Beach, con buenos graves y sonido nítido, similar al que tienen auriculares más profesionales. Para usarlos con una Xbox One es necesario en el primer modelo un adaptador de audio de 3.5 mm a la interfaz del mando de Xbox One, aunque en los nuevos el mando ya incluye una de estas conexiones.

Los extras

El primer complemento que he probado con estos auriculares es el micrófono Elite Pro Tournament con cancelación de ruido. Es algo más aparatoso que el que viene de serie, pero se puede poner y quitar igual de fácil, y el sistema de ajuste es similar. Su precio es de 30 euros, que no es demasiado si se compara con el precio de los cascos o de otros extras, pero su utilidad se reduce a ser utilizado en recintos en los que haya bullicio, y eso no suele ocurrir en un hogar típico —salvo que tengas al vecino de al lado dando una fiesta—.

La pequeña mesa de mezclas llamada control táctico de audio (TAC) que se puede comprar opcionalmente por 180 euros aporta unas cuantas mejoras. Dispone de tres entradas de 3.5 mm para micrófono, auriculares y mando de Xbox One. En la caja del TAC vienen todos los cables necesarios para que se pueda utilizar con cualquier dispositivo.

En otro lateral del TAC se encuentran las salidas de audio óptico, e incluso puertos Ethernet para conectar varios de estos dispositivos en cascada, como en torneos. En su superficie predomina la rueda de control de volumen, e incluye botones para silenciar el micrófono, y ajustes de nivel del sonido del juego, los niveles del micrófono y el ruido de fondo.

También se puede ir cambiando entre varios ajustes preestablecidos de ecualización, para cambiar rápidamente en función del tipo de contenido que estemos escuchando, como rock, música clásica o películas. Es bastante útil y es todo el sistema aporta valor a los auriculares Elite Pro, pero sigue siendo un caro complemento para poder disfrutar de sonido envolvente virtual, cuando los propios auriculares no están totalmente preparados para ello, por lo que no tiene la calidad que se podría esperar del sonido envolvente real.

Conclusión

Los productos de Turtle Beach siempre son interesantes de analizar porque es un fabricante que se centra sobre todo en la calidad del sonido en sus productos. Debido al precio que tienen, más ajustados que otros de calidad de sonido similar, suelen intentar recortar lo máximo posible en materiales de construcción, pero sin que pueda haber problemas de solidez, que no los tiene en absoluto.

En los Elite Pro esa sensación no la he tenido, aunque la diadema y las copas podrían haber recibido un poco más de atención, porque sin embargo la calidad de las almohadillas y el cuero que las recubre es sensacional, que es al fin y al cabo lo que más interesa para llevarlos durante horas. Los auriculares son estupendos de usar, y el sonido es sensacional.

La pega de los auriculares es que el sonido envolvente no viene de serie y para ello habría que gastarse 180 euros en la mesa de mezclas, y por esos 380 euros en total hay alternativas mucho mejores con audio 7.1. Pero ahora hay que prestar a la orientación de estos auriculares, que es para torneos. De hecho lo llevan todos los productos en su nombre, y no hay que obviarlo. Los extras serán comprados por aquellos jugones profesionales que los necesiten, y no quedarán decepcionados por la calidad de estos auriculares, sus extras y sus características.