Como nintendero oficial de Geektopia, tenía la ilusión de dar a conocer a nuestros queridos lectores todas las maravillosas bondades de Switch, la próxima consola de ¿salón? de la compañía. Sin embargo, llegó el día de la presentación y, no sé por qué, decidí no poner el despertador a las cinco de la mañana.

Quizás porque si lo hubiera hecho habría dormido cuatro horas, pero principalmente fue porque por desgracia veo a Nintendo seguir un camino que no me gusta demasiado últimamente y creo que, poco a poco, estoy perdiendo mi nintenderismo.

Nintendo Switch, una gran promesa...

No voy a ir ahora de rebelde sin causa, ya que no negaré que estoy enamorado de Switch porque representa mi sueño húmedo desde hace muchos años: la posibilidad de seguir jugando a lo mejor, allá donde vayas. Con el aumento de la popularidad de las retransmisiones, siempre pensé que la máquina se quedaría en casa y la pantalla recibiría la señal por 4G, pero ha sido gracias a los teléfonos por lo que se ha impulsado la tecnología que se oculta en el interior de Switch.

La idea es tan sencilla como casi perfecta. Juegas en la tele y, cuando tengas que irte, simplemente coges la consola y sigues jugando. ¿Quién en su sano juicio no querría algo así? Por si fuera poco, los mandos laterales Joy-Con se separan pudiendo jugar con la pantalla apoyada en su propio soporte, moviendo los mandos, e incluso las consolas se pueden conectar localmente para jugar a títulos multijugador con varios contrincantes por consola. Pero si todo es tan genial, ¿por qué no tengo tanta ilusión como me gustaría?

Siempre he defendido la innovación de Nintendo por encima de todo, y es precisamente una de las cosas que me enamora de la compañía: el valor para llevar al mundo de los videojuegos cosas diferentes y siempre divertidas. Sin embargo, quizás porque me estoy volviendo mayor en esto de los videojuegos, empiezo a ser algo más intransigente o a ver los fallos que antes dejaba escapar por el embelesamiento, y creo que Nintendo en esta ocasión ha cometido unos cuantos garrafales.

...con un lado oscuro

Comienzo por el que menos grave me parece: la batería. La principal novedad de la consola es que puedes jugar a los juegos de gran presupuesto allá donde vayas. Muchos consideraban los juegos de portátil de segunda (perdónales Señor porque no saben lo que dicen). Bien, ahora podéis jugar a lo mejor donde queráis... si la batería os lo permite. Que nadie se haga la víctima, ya que tres horas de duración es más que suficiente para los viajes del día a día, pero es en las grandes distancias, donde más caña suelo dar a mi 3DS, cuando la Switch puede cojear. Espero que las baterías externas sean capaces de cargarla sin problemas.

Segundo punto: el precio. 299 dólares o 330 euros es lo que costará la consola en su lanzamiento. Según aquellos que ya la han probado, Switch es una pieza de calidad, gran pantalla y buenos materiales. Aunque se desconoce cuál es su potencia, se hace evidente que no llegará al nivel de PlayStation 4 y Xbox One, pero es un precio que pago muy a gusto con tal de sacarla a la calle. Es un gran producto, pero a día de hoy es fácil encontrar alternativas de la competencia más baratas y que además incluyen un juego. Para mi el precio está justificado pero muchos padres sin conocimientos que acudan a una tienda a por una consola para sus hijos, mirarán el bolsillo antes de tomar una decisión.

Sigo con el almacenamiento. En un mundo donde se producen cada vez más descargas digitales, 32 GB se quedan cortos a la mínima ocasión. Sin ir más lejos, The Legend of Zelda: Breath of the Wild ocupa 13 GB, y al espacio restante hay que quitarle lo que ocupe el sistema operativo. Vale que seguramente los grandes títulos los compremos en formato físico, pero los juegos indi también han visto crecer su tamaño, y no quiero ni pensar en los DLC. Siempre quedará la opción de la tarjeta micro-SD y del disco duro —en un futuro—, pero incluir una tarjeta con la consola era algo necesario.

Y es el momento de lo peor: las características en línea de la consola. Aún no se sabe muy bien por qué pero Nintendo se ha apuntado a la moda del juego en línea de pago como ya hicieran Microsoft y posteriormente Sony. Pero se ha quedado solo con la parte que les interesa de eso de pagar por jugar por Internet. Muchos jugadores han terminado pasando por el aro a cambio de ciertos incentivos.

Por supuesto, hablo de los juegos gratis mensuales. Pero donde el resto regala varios juegos actuales al mes y durante el tiempo que esté pagando, Nintendo solo uno, de NES o SNES y jugable solo durante un mes. También es de vergüenza que para tener un chat de voz durante el juego haya que recurrir a una aplicación externa en el teléfono. Y por último, espero que merezca la pena pagar por este servicio en función del catálogo, no creo que haya muchos dispuestos a pagar solo para jugar a Splatoon 2.

Nintendo, por favor

Vamos a ver Nintendo: si quieres apostar por el juego en línea, hazlo bien. Tienes permiso para fijarte en los demás como ellos hicieron contigo durante años. Entiendo que tu legado sea tu mayor tesoro y defiendas tus clásicos a capa y espada, pero hoy día cualquiera puede bajarse un emulador y jugarlos como para que llegues tú y pongas más trabas. Una vez leí que la mejor forma de evitar la piratería era que la alternativa legal fuese tan insultántemente atractiva que diese vergüenza piratear, y la verdad es que no ayudas mucho en eso.

Actualmente no te encuentras en una posición dominante y creo que tienes que rebajar tu orgullo japonés, tienes que volver a hablar con otras desarrolladoras para que Switch tenga el mejor catálogo del mundo, y el tuyo propio mejor que el de las demás. Es una consola que tiene mucho, mucho que ofrecer. Por favor, Nintendo, no dejes que tu orgullo te impida hacer que la consola triunfe.