Warner Bros. sigue adelante con sus planes de asentar su Universo Cinematográfico DC. El año comenzó con el estreno de Batman v Superman, película cuyos resultados en taquilla fueron decepcionantes para el estudio y que fue destrozada por la crítica, en algunos casos sin ninguna piedad.

Este verano Warner ha estrenado una película que había de ser más modesta, pero que ha recibido una promoción digna de cualquier superproducción, Escuadrón Suicida. A todas luces, esta película debía ser a Warner Bros. lo que Guardianes de la Galaxia a Disney, pero las diferencias entre ambas son grandes.

Villanos en el patíbulo

El Escuadrón Suicida es un grupo que, en los cómics y en la pantalla, está constituido por un villanos convictos a los que el gobierno les promete una rebaja de la condena a cambio de prestar sus servicios al gobierno en misiones en las que lo más probable es que mueran. Normalmente sus integrantes son villanos menores de DC Comics, pero que en las páginas tenían espacio para brillar con luz propia.

Para la adaptación cinematográfica han recurrido a personajes presentes en la versión más reciente de los cómics, con algún añadido. Deadshot, el Capitán Boomerang, El Diablo y Harley Quinn están acompañados por Killer Croc, Slipknot, Katana y la Encantadora. A parte de ellos, Rick Flagg, el líder de campo, y la directora del mismo, Amanda Waller, están presentes. Y, como añadido especial, la presencia amenazadora del Joker.

Luces, cámara y acción a raudales

La película comienza no mucho tiempo después del final de Batman v Superman, manteniendo perfectamente la continuidad argumental. El comienzo es lo que se espera de una película en la que el público desconoce a los personajes. Un breve repaso a la razón de ser del equipo y la presentación de los integrantes. Sin embargo, la presentación es desigual, ya que no tienen todos los personajes el mismo peso en esta sección, en algunos casos se hace su presentación muy forzada.

La historia previa de Deadshot y de Harley Quinn son las que están más desarrolladas y, como habitantes y villanos de Gotham, el murciélago no anda demasiado lejos. En algunos aspectos, estos dos personajes abarcan tanto tiempo en pantalla que, en ocasiones, hacen irrelevantes al resto, haciéndolos sentir como carne de cañón.

Tras la presentación de los protagonistas llega la gran amenaza, todopoderosa y difícil de parar. Lo que podría haber dado para mucho, en el montaje estrenado en cine queda ligeramente confuso y fuera de lugar. Una amenaza que no existiría, ni tiene sentido, fuera de la existencia del propio escuadrón.

La película está llena de toques de humor, en un intento de mitigar la solemnidad que tenía Batman v Superman, y se agradecen. La acción está bien desarrollada, el ritmo de la película es bueno la mayor parte de ella, pero hay demasiadas escenas superpuestas que dan la impresión de que es un pequeño monstruo de Frankenstein. Además, las escenas finales son ligeramente confusas.

Un buen reparto

Uno de los mejores aspectos de la película es su reparto. Will Smith es un convincente Deadshot, muy cercano al cómic. El hombre que nunca falla es un papel que le sienta muy bien, ya que no siempre interpreta a antihéroes, que es lo que es Deadshot, un criminal endurecido pero que, en el fondo, aún conserva algo de su corazón e integridad.

Margot Robbie, por su parte, roba todos y cada uno de los planos en los que aparece. La actriz australiana tiene un papel que le supone un nuevo punto brillante en una fulgurante trayectoria. El personaje de Harley Quinn le permite lucirse al mostrar una amplia variedad de registros y no sería descabellado que contase con su propia película.

El resto del reparto es competente, con menciones especiales para Jay Hernández, quien interpreta a El Diablo, y Jai Courtney, el Capitán Boomerang, cada uno en su registro. El primero como el criminal que trata de pasar de su entorno pero que se ve arrastrado por los acontecimientos, y el segundo como el alivio cómico de la película.

En cuanto al Joker de Jared Leto, no será del gusto de todos los espectadores, pero es una versión interesante del personaje. Las escenas en las que sale no son tantas, por lo que los que vayan a ver esta película sólo por el Payaso Príncipe del Crimen pueden ahorrársela.

DC Comics sigue sin rumbo en el cine

En general, la película no es mala, pero podría ser mucho mejor de lo que realmente es. Los problemas no son atribuibles ni al director, que hace un buen trabajo, ni a los actores. Los responsables de que esta película no alcance todo su potencial es atribuible a los ejecutivos, quienes parecen haberle dado varias capas de pintura al guion y al montaje, para tratar de hacerlo más agradable al público que espera algo como las películas de la competencia. Warner Bros. muestra una falta de dirección preocupante.

Lo peor de la película es que, si hubiera sido no recomendada para menores y se hubiera elegido un villano más sólido, y mucho mejor explicado y presentado, sería una auténtica película de culto. Sin embargo, se queda a medias, no siendo más que un espectáculo de acción para pasar el rato. No es que tenga nada de malo, pero sigue estando por debajo de las producciones de Marvel Studios. La motivación para reunir al grupo no es confusa, pero sí lo son los hechos que llevan al enfrentamiento final, con los habituales agujeros negros de guion.

No obstante, merece más la pena que Batman v Superman, ya que tiene mucho más ritmo, mejores actores y una acción mucho más justificada. Un entretenimiento de verano, pero no aguanta bien verla una segunda vez o deja huella en la memoria. Kevin Feige y los ejecutivos de Disney pueden estar tranquilos. Warner Bros. no es competencia.