Quienes pensaran que con la llegada de Joe Biden al poder las tensiones entre China y EE. UU. iban a acabar estaban bastante equivocados. De hecho están creciendo debido a las crecientes trabas para que las compañías chinas accedan a la tecnología de las empresas estadounidenses. A la lista negra de comercio se han añadido dos nuevas empresas chinas dedicadas al diseño de procesadores como son Tianjin Phytium Information Technology y Sunway Microelectronics.

La primera de ellas desarrolla procesadores de arquitectura ARM mientras que la segunda se dedica al diseño de procesadores para supercomputadoras. El veto procede del Departamento de Comercio y específicamente del Buró de Industria y Seguridad debido a que los productos creados por estas compañías tienen fines militares, desarrollo de nuevas armas de destrucción masiva y con el objetivo de desestabilizar el statu quo mundial.

La secretaria de Comercio del gabinete de Biden, Gina M. Raimondo, ha indicado que «las capacidades de supercomputación son vitales para el desarrollo de muchas o todas las armas modernas y de los sistemas de seguridad nacional, como por ejemplo el desarrollo de armas nucleares o hipersónicas. El Departamento de Comercio usará todas las competencias que tiene asignadas para evitar que China emplee tecnologías estadounidenses para apoyar estos esfuerzos de modernización militar desestabilizadora».

Debido a ello también se han añadido a la lista negra a cuatro centros de supercomputación nacionales de China, los de Yinan, Shenzhen, Wuxi y Zhengzhóu. Con estas restricciones no podrán acceder a tecnología y equipamiento estadounidense que está incluido en una lista específica gestionada por el Departamento de Comercio como la de Synopsis y Cadence, que proporcionan tecnologías de interconexión para supercomputadoras. No está claro si se restringe el uso de equipamiento en terceros países que se basen en tecnología estadounidense como es el caso de las fundiciones de TSMC.

Vía: Tom's Hardware.