No los veis, pero siempre están entre nosotros. Visten de negro, pero aun así son invisibles a cualquier ojo. Cuando te das cuenta de que están allí, ya es tarde: tienes una katana saliendo de tu pecho y tu última visión es una sombra saltando por encima de tu cabeza y desapareciendo en la oscuridad. Ellos son ninjas.

Tranquilos, a menos que viváis en el Japón del Siglo X no creo que tengáis que lidiar con ese tipo de problema. Sin embargo este misterioso cuerpo militar clandestino ha fascinado a multitud de personas a lo largo de la historia, dando como resultado en los tiempos modernos muchos videojuegos. Algunos tan famosos como Tenchu, cuyas primeras entregas representaron de una forma muy atractiva el manejo de estos “caballeros de las sombras”. Pero el juego que hoy nos ocupa está a otro nivel. Siguiendo la estela de análisis de títulos indie, hoy nos infiltramos en Mark of the Ninja.

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La historia nos sitúa en un ficticio mundo en el que una corporación militar moderna amenaza con destruir a nuestro clan de ninjas. Para evitarlo, has sido elegido para portar unos tatuajes hechos con una misteriosa tinta que amplifica nuestros sentidos y potencia nuestras habilidades, a cambio de ir perdiendo lentamente la cordura.

Como en otros muchos juegos, la historia en este caso es una excusa para presentar las mecánicas del juego. Sin embargo, va ganando importancia poco a poco y muchas de estas nuevas mecánicas estarán relacionadas con la historia y merecerá la pena prestarle atención para disfrutar más de este maravillosos juego. Además, si nos interesa particularmente, la historia se amplía encontrando salas y artefactos ocultos por los escenarios.

Pero como os he dicho, lo que realmente llama la atención de este juego es su mecánica de infiltración y sigilo. Muchos juegos han tratado estos conceptos, pero ninguno de ellos lo ha hecho como Mark of the Ninja. Hace un tratamiento de la luz y el sonido como no se ha visto antes y los convierte en los verdaderos protagonistas del juego.

Como os imaginaréis, la luz es un elemento principal en cualquier juego de infiltración, y en este caso no iba a ser menos. Mantenernos ocultos en las sombras es primordial, y en Mark of the Ninja lo han sabido resolver de una manera tan sencilla y magistral a la vez que es imposible no pensar: ¿cómo no se le ha ocurrido antes a alguien? La mecánica es tan sencilla como: todo aquello que baña la luz está coloreado con tonos vivos y todo aquello que se mantiene en la oscuridad tendrá colores de escala de grises. Así que tu tarea consistirá en mantenerte en gris en la medida de lo posible, fácil sencillo y para toda la familia. Esta mecánica a su vez encaja muy bien con la perspectiva en 2D de este juego ya que a un golpe de vista sabes que zonas son buenas para ocultarse y que zonas deberás evitar si no quieres ser descubierto. Además iremos encontrando según avancemos, algunos puzles que se resolverán con esta característica de la luz.

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El otro protagonista indiscutible del juego es el sonido. No ser oído es igual de importante que no ser visto. De nuevo, este elemento está resuelto de una forma magistral, en este caso podemos “ver” el sonido. Cada vez que hagamos una acción que produzca ruido: un asesinato, correr, romper una lámpara, el andar de los soldados… veremos el radio de acción de ese sonido y si hay algún enemigo dentro de ese radio irá corriendo a ver qué está pasando así que más os vale no estar allí cuando llegue. En algunas de estas acciones, como puede ser lanzar un kunai a una lámpara para crear una zona oscura, veremos previamente la zona de ruido que va a crear esta acción, sin embargo en los asesinatos no lo sabremos y un soldado no hará el mismo ruido si le asesinamos sigilosamente que si no lo hacemos de esta manera, para ello deberemos pasar un rápido QTE.

Ambos elementos se juntarán y jugarán en nuestra contra o en nuestro favor si somos inteligentes y los sabemos utilizar. Para ello nos podremos equipar con diferentes armas de distracción: bengalas que cegarán, petardos para crear una distracción sonora, una caja en la que escondernos al más puro estilo Metal Gear… Podremos adaptar nuestro equipamiento a nuestra forma de jugar, dependiendo si somos más sigilosos o nos gusta más la acción directa, elección que tan de moda está en los videojuegos hoy en día. Personalmente creo que la senda del sigilo, aparte de resultarnos más fácil para avanzar al principio, nos reportará mejor puntuación en nuestras partidas y disfrutaremos más de las mecánicas tan geniales con las que cuenta este juego

Quizás lo único que empañe un poco esta obra maestra sea la IA de los enemigos. Los soldados rasos pecan un poco de predecibles y fácil de quitárselos de encima, quizás para facilitar un poco la tarea de aquello que no cuentan aún con unas habilidades muy desarrolladas. Las situaciones más complicadas se darán porque nos encontremos con muchos de estos soldados, más que por su habilidad para acabar contigo. Según avanza el juego, contaremos con enemigos mejor preparados que nos harán sudar para evitar que nos descubran.

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Nuevos puzles, enemigos, herramientas, armas, habilidades y formas de solucionar las situaciones hasta la última pantalla del juego, es algo que me ha sorprendido gratamente. No nos dejarán acomodarnos en ningún momento debido a los nuevos retos, pero a su vez nos proveerán de nuevas formas de solucionarlos.

En resumen, ante vosotros tenéis una maravilla en 2D, tanto si os gusta el género como si no, este juego se merece que al menos le deis una oportunidad de maravillaros con sus mecánicas. No lo dudéis, vestíos con la ropa más oscura que tengáis, coged vuestra katana y kunais y desapareced en las sombras para vivir esta senda del ninja.